Panteón de Belén
#Guadalajara #CentroHistorico La capilla de los leprosos vista a través de los accesos oriente y poniente del mausoleo central.
Al Norte, el panteón colindaba con un leprosario ubicado en la esquina de Belén y Tenerías; seguía la sección de la fosa común hasta la esquina de Tenerías y Coronel Calderón y sobre esta última calle su sección para pompas fúnebres económicas que se extendía nuevamente hasta el edificio del Hospital Civil.
Los leprosos pasaban parte del tiempo aislados en la capilla del panteón. Se alimentaban de los frutos de algunos árboles, y con las viandas que llevaban los familiares de algunos de ellos. Cuando algún ciudadano de Guadalajara era infectado por la lepra, era llevado al lazareto, sin distinción de clases sociales.
Se dice que los ricos vestían con una túnica de algodón, y los pobres iban semidesnudos, tan sólo con el cuerpo cubierto de gasas empapadas en vinagre.
Cuando terminaba su estancia diaria en la capilla, se dirigían al acceso principal del panteón para ir rumbo al lazareto. En la parte de atrás del contingente, iba una persona con un petate, el cual llevaba en caso de que alguno de los leprosos cayera muerto. El otro llevaba dos cubetas llenas de cal, para vacíar sobre los pedazos de carne que iban cayendo al suelo durante el trayecto.
Se dice que la capilla estuvo clausurada durante muchos años después de que se erradicó la lepra. Sin embargo, un 12 de diciembre se reinauguró, yendo el mismísimo Jorge Negrete a cantarle Las Mañanitas a la virgen.
Ficha técnica adicional a la leyenda como me la contaron: CULTURAdoor.