Los Juegos Olímpicos
Ya van a empezar los Juegos Olímpicos y, como siempre, me inmuto. Ciertamente son llamativos y emocionantes, aunque sepamos que muchas veces el espíritu deportivo pasa a segundo plano, incluso al grado de que puede haber presión política para que se consiga una medalla.
Siempre hay competencias emocionantes y atletas qué seguir; historias de casos emocionantes y de drama. Siempre hay pinceladas de lo mismo en los Juegos, pero de todas maneras resulta agradable ver las competencias o, al menos, mantenerse al pendiente de ellas.
Recuerdo que los Juegos Olímpicos pasados, los de Londres 2012, tenían para mí algo de especial porque en aquel momento yo estaba tratando de seguir a algunos atletas que conocí durante los Juegos Panamericanos de Guadalajara, los cuales se habían llevado a cabo menos de un año antes. Es obvio que no hay punto alguno de comparación entre los eventos, y mucho menos entre el nivel de desarrollo y apertura de las ciudades involucradas, pero en su tiempo, los Panamericanos le dieron pinceladas de encanto y galanura a la ciudad de Guadalajara, con un gran ambiente de fiesta en los diferentes sectores de la población (aunque al final hayan pesado mucho más las cosas negativas que hubo detrás de esos Juegos).
En cuanto a los Juegos Olímpicos que más me han gustado, sin duda alguna fueron los de Barcelona 1992. Ciertamente los de Beijing 2008 fueron más espectaculares y más triunfales, ante el hecho de que el mundo celebraba que un país se estuviera abriendo al mundo. Pero los de Barcelona estaban cargados de sentimientos, tanto particulares como universales. La ciudad estaba bien involucrada en los Juegos, y los escenarios, aunque no fueran ultramodernos, estaban concebidos exquisitamente; la ceremonia de inauguración, aunque maratónica, fue sencilla y con momentos muy emotivos.
Esa ceremonia representó muy bien la unión de Europa, la presentación en sociedad de una España renovada, y un aire de alivio tras la caída del comunismo y el fin de la Guerra Fría. Creo que el espíritu olímpico triunfó en esos juegos justamente por lo último que mencioné.
Y claro, el desfile de las delegaciones, que reflejaban un mundo completamente cambiado, y una buena actualización en el ámbito geográfico.
Ahora a ver qué nos traen los Cariocas. El mundial de hace dos años nos mostró escenarios que no reflejaban lo que verdaderamente es Brasil, nos mostró una capacidad de organización mal desarrollada, y nos mostró a una FIFA depredadora a quien no le importaba el bienestar del país sede. Básicamente, nos mostró un mundo muy estandarizado y comercializado de acuerdo con los preceptos del Nuevo Orden Mundial. Vamos a ver qué tal la hacen en los Juegos que se avecinan…
Lo que sí me emociona es que, como en todo los Juegos Olímpicos, habrá mucho colorido.